San Antón

Esta festividad se celebra mucho en nuestra comunidad autónoma y sobretodo en los pueblos y ciudades donde la agricultura es un “pilar económico” muy importante para ellos.

Desde hace más de veinte años, en el centro de educación permanente “Paulo Freire” se viene celebrando con el fin de recuperar dicha tradición.

Hay diferentes acciones entre estos pueblos agrícolas y nuestro centro de adultos. En dichas localidades es fiesta local y con ello se indica la importancia de dicha fiesta. La víspera de esta festividad, es decir el 16 de enero, se celebran las lumbres de S. Antón. Normalmente se hacen por barriadas y una lumbre comunitaria que la organiza el ayuntamiento. Alrededor de la lumbre se canta, se baila y se come las palomitas y las migas con sus respectivos complementos (choricillo, panceta, tocino, chuletas, etc.). Todo ello regado con buen vino y si es en bota mucho mejor. Es una fiesta familiar y de buena convivencia entre los vecinos y todo ello con un fin primordial: Darle gracias a San Antón Abad y que sus campos sigan dando frutos y buenas cosechas. A San Antonio se le ha considerado el padre de los monasterios de monjes y por ello se le llama “Abad” que significa “padre”. Sus atributos son un cerdo, un perro y un gallo, si bien normalmente se le representa con un cerdo. En aquellos tiempos y después más aún se invoca a San Antonio para proteger los campos y los animales de las pestes. Esta idea unida a que se engordarse un cerdo, se sacrificará y la carne se repartiera entre los pobres, ambas fueron determinantes para configurar la vinculación de San Antón con los animales domésticos.

El día siguiente de su onomástica,  hay un programa variado de actividades: Bendición de Animales, Concurso de Animal mejor engalanado, Carrera de Animales, Santa Misa, Procesión y Verbena.

En nuestro centro de adultos se suele hacer una lumbre general la víspera del día 17 de Enero, que se realiza en el patio y se quema un pelele. Dicho pelele representa algo malo que ha sucedido en el año: terrorismo, paro, delincuencia, malos tratos, accidentes laborales, etc. Al mismo tiempo los diferentes grupos de alumnos realizan unas migas en un acto de buena armonía y convivencia. Unos se encargan de la leña, otros de las compras, bebidas y así todo el mundo participa en dicha actividad. Y desde las 4 de la tarde se empieza dicha tarea que culmina ya entrada la noche con la quema del pelele con los respectivos cantos y bailes. Un par de años se ha realizado la bendición de animales y también se les dio un diploma de dicha bendición.

En la historia de esta actividad se ha pasado por diferentes fases: aquella que había muchos grupos y era muy difícil terminar la actividad apagando la hoguera a altas horas de la noche y otra donde difícilmente llegamos todos a la quema del pelele. En todas las fases hay una actividad que, como otras muchas no se ve, es el trabajo por clases de textos alusivos, debates, coloquios, etc. 

Pase lo que pase, la realidad es que estas lumbres de S. Antón se han convertido año tras año en una actividad muy demandada por nuestra comunidad educativa, pues como muy bien dice cierto artículo: “Hay que fomentar la estrecha amistad que debe existir entre los individuos de un mismo cuerpo”.

Para finalizar tan sólo el grito de estas lumbres: ¡Viva S. Antón!                            (A. Santos)